Friday, April 17, 2009

LOS CHARRUAS DE URUGUAY

Charrúa

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Los charrúas fueron un pueblo indígena originario del territorio delimitado por el Río de la Plata, el río Uruguay hasta el río Ibicuy (sur de Brasil en América del Sur). Posteriormente a la invasión española, algunas familias se desplazaron hacia zonas meridionales de la Mesopotamia argentina y quizás zonas costeras del río Paraná medio.
Fueron, junto con los chanaes, los guenoas y los yaros, los primeros habitantes históricamente conocidos de las tierras del actual territorio del Uruguay. Los charrúas también habitaron el centro-este de la provincia de Entre Ríos, el sureste de la provincia de Corrientes y la campaña riograndense (las 'pampas' de Río Grande del Sur).
Asimismo, otra parcialidad de los charrúas (los martidanes) vivía en Entre Ríos, Argentina de la que se conoce muy poco.
Además de los charrúas propiamente dichos, pertenecían al mismo grupo étnico los minuanes y los guenoas que formaban un mismo grupo también denominado guinuanes. Los bohanes son considerados por algunos estudiosos como relacionados a los yaros de origen káingang y por otros como integrantes del grupo charrúa. Los chaná-timbú-beguá, muy parecidos a los charrúas, eran posiblemente, el producto de reiterados mestizajes y aculturaciones entre pámpidos y láguidos, en las costas paranaenses de la provincia de Santa Fe habitaban los calchines quienes también son considerados de filiación charrúa.
Al momento de la llegada de los españoles, los charrúas dentro del actual territorio uruguayo ocupaban el área al norte y al sur del Río Negro (o Hum) y se acercaban a la costa en el actual departamento de Rocha. Los minuanes estaban en la costa argentina del río Uruguay al norte de la desembocadura del Río Negro. Los actuales departamentos uruguayos de Río Negro y Durazno eran ocupados por los yaros. Los bohanes se hallaban en los departamentos de Paysandú y Salto, sin embargo, algunos mapas jesuíticos los ubican en Entre Ríos, por lo que es posible que algunas de sus parcialidades hayan cruzado el río Uruguay. Los guenoas estaban en la zona de los departamentos de Tacuarembó, Treinta y Tres y Cerro Largo extendiéndose también por el el río Ibicuy, al sur del Brasil.
Posteriormente a la fundación de Montevideo, los charrúas se desplazaron hacia el norte absorbiendo a yaros, bohanes, guenoas, chanás y minuanes quedando prácticamente confundidos con ellos, por lo que usualmente se les ha designado a todos estos grupos genéricamente como charrúas.
La mujer charrúa nativa la que se relacionó con los hombres europeos y dio origen a los primeros mestizos, que en general, adoptaron una cultura intermedia y fueron conocidos como "gauchos", en el caso de los hombres, o "chinas", en el caso de las mujeres. Estas últimas continuaron viviendo en las tolderías charrúas, y a su vez, se siguieron mezclando con los colonizadores blancos así como también con guaraníes, complejizando aún más el proceso de mestizaje.
Origen del nombre Charrúa
Tras el vocablo "Charrúa" se han postulado diferentes versiones de su origen, la mayoría de ellos despectivos, a saber “Los arrebatados”; “Los destructores”; “Los jaguares”; “Los mutilados”, y otros un poco más románticos como “Los acuáticos” o “Los pintados”. Lo cierto es que epítetos no faltaron por parte de los extranjeros, respecto a cómo identificarlos. Sin embargo, nada se sabe aún respecto a cómo se autodenominaban los integrantes de esta familia nativa.
Recientes estudios demuestran que “charrúa” no es una palabra de origen americano y mucho menos indígena. Este término existía antes del descubrimiento de América, y se usaba para denominar un tipo de máscara existente en algunas comunidades gallegas y cuyo origen se remontaría a la prehistoria, probablemente para ser usadas en fiestas populares, como el carnaval. Quienes usaban en Galicia estas máscaras llamadas charrúas, se disfrazaban y pintaban de manera llamativa, mientras gesticulaban con cierta agresividad.
La colorida vestimenta de los indígenas que los europeos invadieron en las costas del Río de la Plata, así como su rostros pintados a modo de máscaras junto a extraños gestos, rememoraron en los navegantes españoles a aquellos gallegos que se disfrazaban en sus fiestas con sus máscaras denominadas charrúas. En poco tiempo el término se popularizó y fue adoptado de ahí en más hasta nuestros días.
Cultura
Pertenecían al gran conjunto pámpido, teniendo fisiotipos y cultura material muy similar a la het o pampas antiguos, a la de los tson'k o patagones, a la de los qom'lek y a la de los kadigüegodí, para hacer mención sólo de algunas de las etnias que habitaban la gran Llanura Chacopampeana y la Patagonia Extraandina. Sin embargo, hacia el siglo XV recibieron importantes influjos culturales de un pueblo amazónico el de los avá o guaraníes. De modo que mucho del léxico actualmente conocido del idioma charrúa deriva de aportes lexicales del avañe'é o guaraní, como son la toponimia y los nombres propios, al mismo tiempo que el lugar donde habitaban refería a: "Río de los pájaros pintados" (en guaraní).

Sociedad
Básicamente los charrúas no eran pacíficos; tenían una organización social muy fuerte, organizadas en jefaturas (esto es: gobernadas por un 'cacique', jefe que aunque solía pertenecer a un linaje debía ser electo y consensuado permanentemente por el conjunto), donde los vínculos interpersonales eran muy importantes y conservaban la filiación poligámica.
Esto quiere decir que los charrúas vivian en grupos los cuales tenia un líder al cual le tenían que hacer caso en todo.

Economía
En el momento de la conquista española su modo de producción era cazador-recolector, aunque rápidamente supieron desarrollar un complejo ecuestre y, con este, una cierta ganadería basada en los bovinos y equinos. Dado el modo de producción (cazador-recolector) era una etnia (2) de "nómadas" -como lo eran casi todos los otros pampidos-, por lo que los únicos vestigios materiales de su civilización son pequeñas vasijas de barro así como parte de sus armas típicas, lanzas, flechas y boleadoras, esta última uno de los objetos más típicos de la región. Estaban conformadas por dos o tres bolas de piedra, unidas por un trozo de cuero de aproximadamente un metro, en un nudo común. Eran utilizadas para cazar principalmente el ñandú, ave típica de la mayor parte del Cono Sur, similar al avestruz pero de menor tamaño.

Historia
Opusieron tenaz resistencia a la colonización española, siendo el primer episodio conocido la muerte de Juan Díaz de Solís durante su descubrimiento del Río de la Plata, aunque, según los cronistas españoles, Solís padeció ante una "tribu antropófaga". Dado que la antropofagia es prácticamente desconocida en la etnia charrúa, muchos suponen que la muerte de Solís puede haberse debido a un grupo de linaje amazónido que se encontraba en ese entonces merodeando las riberas platenses, sin embargo tradicionalmente se ha atribuido a los charrúas este hecho.
El cronista de la expedición del adelantado Pedro de Mendoza, Ulrico Scmidel, describió a los charrúas en su obra Viaje al Río de la Plata'llamándolos zechuruass:
Así pues, con el favor de Dios llegamos al Rio de la Platta el año 1535. Allí nos encontramos con un pueblo de indios llamados zechuruass que constaba como de unos 2.000 hombres, y que no tenían más de comer que pescado y carne. Estos al llegar nosotros, habían abandonado el pueblo huyendo con mujeres e hijos, de suerte que no pudimos dar con ellos. Esta nación de indios se anda en cueros vivos, mientras que sus mujeres se tapan las vergüenzas con un paño de algodón que les cubre desde el ombligo hasta la rodilla.
La epopeya de la oposición a la conquista española por parte de esta etnia ha dado lugar a varias obras literarias, como la conocida Tabaré, escrita por el poeta uruguayo Juan Zorrilla de San Martín. Los charrúas supieron revistar entre las tropas del prócer José Gervasio Artigas, ya contra los españoles, ya contra los portugueses, ya contra los brasileños.
A mediados del siglo XVIII, fueron fuertemente diezmados en la campaña punitiva llevada a cabo por José de Andonaegui.
En 1715 la expedición del teniente García de Piedrabuena menciona que encontró sobre el arroyo Calá en Entre Ríos, 25 toldos de yaros y bohanes.
En noviembre de 1749, el teniente de gobernador de la ciudad de Santa Fe, Francisco Antonio de Vera Mujica aprehendió 339 charrúas que habían escapado del territorio uruguayo, entre ellos los caciques Maigualen, Gleubilbe y Dóienalnaegc, que fueron trasladados a las cercanías del río Salado en Santa Fe, dando origen al pueblo de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá fundado el 17 de setiembre de 1750 en el lugar donde estuvo situada la primitiva ciudad de Santa Fe (Santa Fe de Luyando) y la efímera reducción de San Francisco Javier de los mocovíes en 1743. Otra expedición de Vera Mujica en enero de 1752 sobre la provincia de Entre Ríos, tomó prisioneros a 53 charrúas que fueron repartidos entre los expedicionarios para su servidumbre. La reducción de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá desapareció hacia 1820.

El genocidio del Salsipuedes
Artículo principal: Matanza del Salsipuedes
Esta actitud persistente hizo que fueran paulatinamente diezmados, hasta culminar en 1831 con la matanza a orillas del Arroyo Salsipuedes perpetrada por el Gral. Fructuoso Rivera, primer Presidente del Uruguay y su sobrino Bernabé. Esta matanza, fue organizada en virtud a un acuerdo realizado por el Gral. Rivera con los Portugueses. El mismo consistió en la entrega de tierras del Uruguay a los portugueses, las que hoy se extienden desde la actual frontera con Brasil (Laguna Merín) hasta la actual Ciudad de Porto Alegre, a cambio de mantener la "Paz" y asegurar el liderazo de Fructuoso Rivera, logrando así ser el primer Presidente del Uruguay.
De esa matanza escaparon muy pocos individuos —básicamente quienes, desconfiando de sus intenciones, no concurrieron al encuentro propuesto por Rivera— y se los tuvo por exterminados a partir de un episodio muy triste en la historia uruguaya: el envío a París, a efectos de ser estudiados, de Los últimos charrúas, pequeño grupo formado por una mujer y tres hombres. Sus nombres eran Senaqué, Tacuavé, Vaimaca Perú y Guyunusa.
Un caso aparte fueron los niños pequeños que fueron repartidos como criados (siervos) de las familias de origen europeo.

Supervivencias culturales
En el año 2002 los restos del jefe Vaimaca Perú fueron traídos desde Francia y recibieron sepultura en el Panteón Nacional, en un gesto que ha motivado protestas de grupos que buscan honrar la memoria de los primeros habitantes del lugar. En particular, debe mencionarse que existen numerosos descendientes de aquella nación, aunque sean un pequeño porcentaje de la población uruguaya. Se concentran, sobre todo, en la ciudad de Guichón, cercana a la zona dónde se perpetró la matanza.
En las costas del Paraná medio, en territorios de la provincia argentina de Santa Fe habitaban los calchines (no confundir por paronomasia con "calchaquíes"), pequeña parcialidad que se considera era de etnia charrúa, aunque probablemente mixogenizada con otro pueblo afín, el de los ya mencionados chanás.
Dado que la de los charrúa fue la etnia más conspicua que habitó el territorio de la actual Uruguay, coloquialmente los uruguayos u orientales son llamados "charrúas". En la actualidad y de acuerdo recientes estudios del ADN , se establece que más del 40 % de la población del Uruguay tiene sangre Charrúa.
Asimismo, en la provincia de Entre Ríos en Argentina, existen grupos de descendientes de charrúas mestizados que se encuentran en proceso de recuperación cultural, en las ciudades de Villaguay y Nogoyá.
1: es común que se use para todos los "indios" la palabra arawak taina "cacique", pero esta es una generalización incorrecta (lo mismo que la palabra "indios"); con "cacique" se suele mezclar a muy diferentes modos de gobierno entre los aborígenes americanos, en el caso de los charrúas (como en otros pampidos, etc.) la palabra correspondiente en antropología es de jefatura con jefes semihereditarios.
2: de modo análogo al anterior, es común que se use la palabra "tribu" para toda población que desde un etnocentrismo europeo haya sido considerada "salvaje" o "primitiva" e incluso, se llama "tribu" a sociedades estatales urbanas muy complejas como las de los mayas, aztecas, quechuas, chibchas, etc. En antropología se prefiere hablar de etnias, sean o no europeas

DESCUBREN MILENARIAS TUMBAS ALACALUFES

Investigadores hallaron varias tumbas humanas en la Isla Madre de Dios, ubicada en la Región de Magallanes.

Un grupo de investigadores nacionales y franceses descubrieron en la Isla Madre de Dios, uno de los puntos más remotos de nuestro territorio, varias tumbas humanas, probablemente pertenecientes a la cultura Kaweskar o alacalufe.
Isla Madre de Dios
Ubicada en la Región de Magallanes, la Isla Madre de Dios es uno de los sitios más lluviosos en el país, con 10 metros de precipitaciones anuales, y vientos constantes, que alcanzan una velocidad promedio de 70 kilómetros por hora. Además, grandes olas provenientes del Oceáno Pacífico hacen casi imposible el acceso a la isla.
A pesar de todos esos obstáculos, miembros de la etnia alacalufe -también conocidos como Kaweskar- lograron llegar y vivir en Madre de Dios hace miles de años, de acuerdo a descubrimientos realizados por investigadores chilenos y franceses de la expedición "Ultima Patagonia", liderada por Marcelo Agüero, por parte de Chile, y Bernard Tourte, por parte de Francia.
Los integrantes de la expedición, que han explorado Madre de Dios durante la última década, descubrieron varias tumbas humanas, probablemente pertenecientes a la cultura Kaweskar.
"Los restos más antiguos corresponden a unos 4.500 años de antigüedad", señala Marcelo Agüero. "Se han identificado en forma primaria a hombres, aún cuando se descubrió un lugar con restos de un niño".
Las evidencias de esta antigua ocupación en un lugar de tan difícil acceso, incluso para barcos modernos en la actualidad, derriba una vez más el viejo prejuicio de que los Kaweskar era un pueblo limitado en su desarrollo cultural y tecnológico.

Los restos más antiguos corresponden a unos 4.500 años de antigüedad.

LOS KAWESHKAR



El pueblo conocido como kaweshkar o alacalufes se ubicó al sur de los Chonos y hasta el Estrecho de Magallanes. Ellos se denominaban kaweshkar, que quiere decir "hombre", un gentilicio que los identificaba como miembros del grupo que navegaba en aquellos sectores.
Los kaweshkar eran nómades del mar. Permanentemente navegaban entre canales y fiordos, serpenteando las islas, que en la práctica eran inhabitables por su abundante vegetación, que dificultaba su acceso.
Construían sus embarcaciones con cortezas de árboles, que luego amarraban a una estructura de palos, convirtiéndose en su hogar en el mar, siendo lo suficientemente amplias como para trasladar a una familia conformada por el marido, una o dos esposas, un par de hijos y un perro doméstico.

La canoa era un espacio femenino. Aunque en su construcción colaboraban hombres, era la mujer quien se preocupaba de remar. Los hijos eran los encargados de mantener la fogata encendida, la cual se posaba sobre una capa de musgos y ardía en uno de los extremos de la embarcación, protegida por un toldo de cuero. El fuego les permitía calentar sus alimentos (la mayoría de ellos obtenidos del mar), abrir los moluscos, servir como fuente de calor y como señal para evitar que dos canoas chocaran.
Al amanecer, la mujer remaba hacia los roqueríos, donde dejaba a su esposo e hijos varones pescando y cazando todo el día.
Mientras tanto, ella dirigía la canoa hacia aguas bajas, donde buceaba o mariscaba con un canasto colgado del cuello, para extraer langostas y erizos. Esta tarea era exclusivamente femenina, ya que a pesar de su cercanía al mar, los hombres no sabían nadar, y si la embarcación llegaba a volcar, ellos morían ahogados. Antes del anochecer, la mujer remaba nuevamente hacia donde estaban su marido y sus hijos, para recogerlos, comer y pasar la noche en la canoa.
Para protegerse del frío, también cubrían sus cuerpos con grasa de lobo marino, lo que explica por qué prácticamente no utilizaban ropa.
Si bien los alacalufes eran nómades, había ocasiones en que permanecían por varios días en tierra firme. Para ello, construían chozas en forma de colmena, con armazón de ramas recubierta de pasto y cueros. Esto ocurría cuando se producía la varazón de alguna ballena, lo que les proporcionaba abundante alimento, siendo además la ocasión para la reunión de familias que pasaban gran parte del año sin verse. Allí se concertaban rápidamente los matrimonios, pues los jóvenes no sabían cuándo volverían a encontrarse.
Cuando alguien enfermaba o una mujer estaba próxima al parto, levantaban una choza en una isla y permanecían en ese lugar el tiempo que fuese necesario. Si el enfermo llegaba a morir, dejaban esa vivienda armada y colocaban un trozo de cuero negro que flameaba e indicaba que allí vivían los malos espíritus.
Pintura corporal
Utilizar la pintura corporal era una costumbre muy común entre los pueblos kawéshkar, yaganes y onas. Ellos dibujaban en su rostro y cuerpo rayas y motivos geométricos de distintos colores. De este modo, cuando iban a ser padres, los hombres del pueblo kaweshkar se cubrían de color rojo y se adormaban con plumas blancas el hombro derecho y el pecho. Por el contrario, si se trataba de la muerte de un familiar, coloreaban su rostro con pintura negra. Los selk'nam empleaban estos mismos colores para denotar su estado de ánimo, y agregaban pigmentos azules, verdes y amarillos para mostrar que eran solteros, casados o viudos.